Sevilla es una ciudad diferente, llena de cultura y de historia, en la que se mezcla el bullicio de sus barrios con la simpatía y hospitalidad de sus gentes. El flamenco en Sevilla es casi una religión, no en vano la ciudad del Guadalquivir es considerada la cuna de este arte universal.
El taconeo espontáneo, el cante jondo y el maravilloso punteo de la guitarra española se siente en todos sus rincones.
La capital de Andalucía está llena de tesoros por todas sus esquinas, pero solo por poder disfrutar del arte de un tablao flamenco en Sevilla, de una soleá o una bulería, ya merece la pena visitarla. En ningún lugar del mundo se vive el flamenco como aquí.
Un tablao flamenco en Sevilla, un espectáculo incomparable
Durante décadas los tablaos han ocupado un lugar de privilegio en la historia del flamenco.
Son los lugares en los que se reúnen los aficionados, los profesionales y los críticos de este versátil y puro arte, los lugares en lso que florecen las grandes estrellas del baile, del cante y de la guitarra.
En todos ellos reina un ambiente acogedor y familiar, que atrapa para siempre al visitante aunque sea la primera vez que entre en contacto con el flamenco.
Historia de los tablaos flamencos
El origen de los tablaos flamencos hay que encontrarlos en los cafés cantantes que tanto proliferaban en la Sevilla, y en el resto de Andalucía, en el siglo XIX.
Fueron estos cafés los que llevaron el flamenco al gran público, ya que hasta entonces estos espectáculos se limitaban a celebraciones y fiesta privadas.
Los cafés cantantes presentaban una distribución muy similar a la de los actuales tablaos flamencos: salones con un gran tablao en el centro, donde actuaban los artistas, rodeados de sillas y mesas en las que se instalaban los asistentes.
La conocida como Edad de Oro del Flamenco, entre 1860 y 1919, fue impulsada por los cafés cantantes. También en esa época aparecieron las importantes escuelas de flamenco del sevillanos Barrio de Triana y de la gaditana localidad de Jerez de la Frontera.
Entre los años 1910 y 1955 surgieron algunos de los más grandes cantaores flamencos de la historia, siendo ese tiempo en el que la guitarra española se convirtió en el gran acompañamiento instrumental del conocido como cante jondo.
El desarrollismo que se dio en España a finales de los años 50 y principios de los 60 atrajo a millones de turistas a nuestro país, quedando todos ellos prendados del arte flamenco, desconocido fuera de nuestras fronteras, y que pronto pasaría a ser considerado un género musical puro, como puede serlo el jazz y al blues, consiguiendo adeptos en los 5 continentes.
Fue durante la década de los 60 cuando el concepto de los antiguos cafés cantantes pasaron a denominarse tablaos flamencos, como hoy en día.
En la actualidad, el flamenco en Sevilla, y allá donde se encuentre cualquier buen tablao flamenco, es uno de los grandes atractivos turísticos, tanto para los españoles como para los extranjeros, una forma inmejorable de disfrutar de la cultura y la tradición.