Por norma general, cada vez que pensamos en Walt Disney, el padre de los dibujos animados, nos viene a la cabeza la imagen de un imperio basado en la animación, recordamos viejos clásicos que forman parte tanto de la historia universal del cine, como de la nuestra personal. ¿Quién no ha ido alguna vez a ver una película de la compañía?, ¿Quién no ha crecido siguiendo las aventuras de alguno de sus míticos personajes?
Sin embargo, desde su muerte un buen número de leyendas han rodeado la figura de su creador. Para empezar, ya en 1960 (poco después de que Disney falleciera) salió a la palestra el hecho de que su cuerpo había sido criopreservado para, cuando los avances técnicos y científicos lo permitiesen, poder este volver a la vida.
Aún hoy en día no está muy claro de dónde ha salido este persistente rumor. Algunos apuntan a que, durante sus últimos años de vida, Disney estaba realmente fascinado con este nuevo campo de la ciencia. No obstante, y aunque ha sido negado varias veces aduciendo al hecho de que en realidad fue incinerado (eso sí, de ser así fue en la más estricta intimidad), lo cierto es que la leyenda sigue estando ahí.
Otro de los mitos que se han ido creando y creciendo a la sombra del genio, ha sido el que hace referencia a su supuesto origen español. De este modo, Walt Disney no habría nacido en Chicago, como se creía, sino en la localidad de Mojácar (Almería) y sería el hijo ilegítimo nacido de la unión de una lavandera y un médico.
Sería la primera quien decidió emigrar a Estados Unidos, país en el que habría dado en adopción a su pequeño al matrimonio formado por Elias y Flora Disney. De haber sido así, su verdadero nombre sería José Guirado Zamora. Quienes defienden esta tesis, aseguran que un equipo a las órdenes de Disney habría estado en el pueblo andaluz en los años 40, con el fin de comprobar dicha historia.